jueves, 7 de abril de 2016

FILOSOFÍA ILLUMINATI - EL DUALISMO Y LA LUCHA DEL BIEN CONTRA EL MAL





   Los historiadores de la religión han definido y convertido la palabra "dualismo" en un término técnico para caracterizar una determinada visión en la que se considera un principio positivo en contraposición a uno negativo, Dios vs el diablo, como dos principios coeternos que existen desde siempre. Dualismo se aplica, en particular, a la doctrina que afirma la existencia de dos principios o poderes opuestos: el bien y el mal. 
   

     También son dualistas las doctrinas que afirman dos órdenes de ser esencialmente distintas, con más o menos radicalismo: por ejemplo, ser ideal y ser real, Dios y mundo, naturaleza y gracia, razón y fe, materia y espíritu, etc. 

   Aquí analizaremos algunas filosofías dualistas que podemos ver PERMEANDO LAS DIFERENTES RAMAS DE LA FILOSOFÍA ILLUMINATI (unos conceptos en unas, otros en otras, sabemos que la filosofía Illuminati se compone de LA TOTALIDAD DE TODAS ELLAS).


   Fragmentar los conocimientos mistéricos y depositar los fragmentos en diferentes sociedades secretas o sectas mistéricas ha sido la mejor forma de que los mismos pudieran subsistir a través de miles de años.




  • DUALISMO PERSA
Llamado Zoroastrismo o mazdeísmo (Zaratustra): en el origen del mundo se sitúa un dios bueno y un dios malo. La historia del mundo y de los hombres se encuentra determinada por las vicisitudes del conflicto entre estas dos potencias. En un momento dado el dios bueno, ayudado por los hombres (que han sido esclavizados por los secuaces del dios malo) y algunos seres semidivinos que se vuelven contra él, consigue vencer al dios malo.





Platón fue el primero en revelarle a Occidente el nombre de este profeta, a quien denominaba Zoroastro. El célebre filósofo afirmaba que Zoroastro era iraní, y que había vivido justo antes de la  fundación del Imperio Persa por Ciro el Grande (hacia el año 550 aC).
La tradición hizo nacer a Zoroastro en una pequeña comunidad de estilo arcaico del noreste de Irán. Sus discípulos aseguraban que pertenecía a un clan descendiente de los madai del Génesis, que se establecieron entre Media y Bactriana, por lo que habría pertenecido a la raza de Jafet, tercer hijo de Noé. 
Zoroastro tuvo sus primeras revelaciones a los 30 años de edad. Apartado del mundo en las montañas del Khorasán, en el noreste de Irán, meditó muchos días ante el fuego, objeto de culto para los antiguos. Su pensamiento nos ha llegado a través de los gatha -o estrofas- del Avesta, recopilación de textos sagrados de la religión mazdeísta.




Los iraníes antiguos daban un lugar preponderante a un gran Dios al que llamaban Ahura Mazda, maestro de la Sabiduría y creador del mundo. Este Dios no era otro que el Ser absoluto, que genera y contiene a todo los seres, y que no se esconde en las imágenes de la abstracción sino que se expresa a través de la boca de los profetas. 
Y fue a Ahura Mazda a quien Zoroastro anunció ante sus primeros discípulos, los pastores de ovejas y cabras de las montañas adonde se había retirado. Zoroastro afirmaba que el Dios benefactor no les pedía a los humanos sino tres cosas: un pensamiento puro, una palabra pura y una acción pura ("Una mente pura, un corazón noble y un cuerpo sano" son el Lema de la Fraternidad Rosacruz). 






Estas tres opciones eran la puerta de salvación que se ofrecía a todos. Bajo la influencia de Zoroastro, los iraníes antiguos empezaron a rechazar a otras divinidades, las daiva, potencias del Mal dirigidas por Ahrimán, el destructor, hermano gemelo de Ahura Mazda (Tema tratado, con gran profundidad, en la Obra de Rudolph Steiner), desposeído y opuesto a él.


En la filosofía de Zoroastro, el espíritu del mal había tenido su origen de una duda surgida en la mente de Dios. Cuando una persona muere, según Zoroastro, el espíritu sigue vagando alrededor del cuerpo durante unos días, hasta que el viento se lo lleva, atraviesa la laguna (al estilo de la mitología griega), y se encuentra ante una balanza donde hay que pesar sus buenas y malas acciones (reminiscencia egipcia recogida también en "Las Bodas Químicas" de Christian Rozentkreutz). El castigo y el premio son provisionales, pues en el momento del juicio universal todo quedará borrado y las almas extremadamente perversas serán reducidas a la nada, aniquiladas, pues en la eternidad sólo existirá el bien.
La religión de Zoroastro se extendió de una manera considerable. En tiempos de Ciro el Grande puede afirmarse que todo el Asia occidental era creyente de esta religión. El cuerpo de doctrina estaba contenido en el Avesta, una especie de Biblia de Zoroastro.





Como vemos, esta religión tuvo un marcado contenido moral (Principio masónico esencial): el hombre puede y debe optar entre el bien o el mal. El hombre debe trabajar, colaborar con la comunidad, tener muchos hijos, fomentar una tranquila convivencia social y respetar las costumbres de los otros. El culto era esencialmente el cumplimiento de esos deberes, complementados con la veneración del fuego. Zoroastro condenaba las ofrendas y los sacrificios sangrientos, aunque los magos los practicaban igualmente. Si bien es cierto que condenó la idolatría, en cierta forma reintegró a los dioses antiguos en el panteón bajo la forma de arcángeles (Arcontes o legisladores).




  • DUALISMO ÓRFICO
El orfismo es un culto de carácter mistérico, posiblemente cargado de influencias orientales, cuyo origen es extremadamente confuso, siendo muy influyente en el mundo griego. Nos encontramos frente a una religión de Salvación.
En el siglo IV a.C. se descubre en el sur de Italia unas láminas de oro, en donde se describe el viaje del alma del difunto órfico por los infiernos. El alma, que tiene un origen celeste, ha caído a este mundo siendo apresada en un cuerpo carnal y sometida a los vaivenes del destino: 
“Soy hijo de la tierra y del cielo, pero mi origen es el cielo, pero estoy consumido por la sed y me muero. Dadme pronto el agua fresca que fluye del lago de la memoria” (Lámina de oro de Petilia, siglo IV a. C.).




El cuerpo es un mero vestido, un habitáculo temporal, una prisión o incluso una tumba para el alma, que en la muerte se desprende de esa envoltura terrenal y va al más allá a recibir sus premios o sus castigos, que pueden incluir algunas reencarnaciones o metempsicosis en otros cuerpos (y no sólo humanos), hasta lograr su purificación definitiva y reintegrarse en el ámbito divino.
El alma abandona esta tierra y su envoltura carnal para regresar a su lugar: el cielo. Existe pues en el hombre un germen de salvación. Esta alma inmortal que es una porción de la divinidad puede recuperar su consciencia por medio de la memoria. El alma debe expiar en el cuerpo la culpa de sus orígenes mediante la ascética, es decir, una vida espiritual y de búsqueda del Bien (acá vemos los principios de la cabala).





El orfismo toma su nombre de Orfeo, poeta mítico hijo de Apolo y bajo cuyo nombre circulaban poemas numerosos. El dios de los órficos es el propio Dioniso que aquí recibe también el apelativo de Zagreo. Es, en apariencia, un compendio de normas y de prácticas ascéticas. Pero, en realidad, va bastante más lejos porque reúne en esencia las principales aportaciones de la religiosidad arcaica. Así, mientras en el aspecto ritual se incluye, como hemos dicho, en el marco legalista, por otra parte su doctrina es de carácter místico y supone una reacción contra la religiosidad colectiva.  
El mito dionisíaco explica el carácter patético de la vida humana en una condena del alma que debe purgar un crimen titánico. Según este mito, los antiguos Titanes, bestiales y soberbios, mataron al pequeño Dionisos, hijo de Zeus y Perséfone, atrayendo al niño con brillantes juguetes a una trampa. Lo mataron, lo descuartizaron, lo cocieron y lo devoraron. Zeus los castigó fulminándolos con su rayo (sólo el corazón del dios quedó a salvo, y de él resucitó entero de nuevo el hijo de Zeus). De la mezcla de las cenizas de los abrasados Titanes y la tierra surgieron luego los seres humanos, que albergan en su interior un componente titánico y otro dionisíaco (híbridos nephilim). Nacen, pues, cargados con algo de la antigua culpa, y deben purificarse en ella en esta vida, evitando derramar sangre de hombres y animales, de modo que, al final de la existencia, el alma, liberada del cuerpo, casi tumba y cárcel, pueda reintegrarse al mundo divino del que procede (¿les suena de dónde salen los principios vegetarianos y veganos?).




Algunos conceptos del orfismo:


  • En el hombre hay un principio divino, un alma que se cayó en un cuerpo para corregir una imperfección.
  • Esa alma no sólo preexiste al cuerpo como también sobrevive a él, estando destinada a reencarnar en cuerpos sucesivos hasta que consiga depurarse de las imperfecciones y de los errores que la hacen volver al mundo.
  • Con sus prácticas y ritos simbólicos, el orfismo buscaba despertar en el hombre la comprensión de estas verdades, ayudándolo a tomar conciencia de lo que es, y motivándolo a tomar ánimo para tener el total control de su vida, perfeccionándose y poniendo fin al ciclo de las reencarnaciones (tenemos aquí, de alguna forma, un eco de las enseñanzas budistas).






  • DUALISMO SAṂSĀRA



La palabra Saṃsāra  (sánscrito: संसार, saṃsārí, que significa 'fluir junto', 'pasar a través de diferentes estados', 'vagabundear') es el ciclo de nacimiento, vida, muerte y reencarnación (renacimiento en el budismo) en las tradiciones filosóficas de la India; hinduismo, budismo, jainismo, bön, sijismo y también en el gnosticismo, la masonería, los Rosacruces y otras religiones filosóficas antiguas del mundo. Según estas religiones en el transcurso de cada vida el karma (acciones hechas para bien o para mal) determina el destino futuro de cada ser en "el proceso del llegar a ser" (evolución o devolución). Este proceso cíclico termina con el logro del moksha. Según el hinduismo, si uno vive de manera extremadamente malvada, uno renace como un animal u otro ser desafortunado.






En lo que podríamos llamar “budismo básico” el samsara y el nirvana, para cualquier propósito práctico, son una dualidad. El alma se descubre en el doloroso estado del samsara y emprende el sendero que la saque de ahí y la lleve a la paz del nirvana. 




  • DUALISMO PLATÓNICO Y HERMÉTICO



Es un dualismo filosófico, surgido de Platón, que supone dos niveles de lo real:
  • El mundo de las Ideas eternas, el único verdadero y eterno.
  • El mundo fenoménico: formado por las copias espacio-temporales de ese mundo eidético (de las Ideas), copias imperfectas, perecederas, sometidas a la muerte.
Esta filosofía tuvo un nuevo florecimiento en el neoplatonismo (Plotino), en Agustín y ejerció un influjo notable sobre todo el pensamiento occidental. Su doctrina está contenida en los Diálogos, que en su mayor parte son auténticos. Platón completa la doctrina de los conceptos, propuesta por su maestro Sócrates, dándole un fundamento metafísico.





Los conceptos verdaderos son realidades subsistentes en un mundo divino ("el mundo de las Ideas"), separado de la mente del sujeto cognoscente y de las cosas contingentes o mundanas. El verdadero conocimiento filosófico consiste en la aprensión de las Ideas como realidades absolutas, inmutables y eternas ("el mito de la caverna", expuesto en la República de Platón). Consciente de que la verdadera felicidad consiste en la contemplación del mundo de las ideas, el alma anhela ardientemente conseguir esta meta. Este anhelo, especialmente por la idea del Bien y de la Belleza, se lleva a cabo a través del amor (“el mito del eros”, del  Banquete).






En oposición al mundo de las ideas existe el Caos: el espacio lleno de materia prima y privado de toda forma o determinación. El "Demiurgo", como realidad intermedia, es el artífice divino que infunde las formas en la materia y construye el cosmos, tomando como modelo las ideas. El mundo visible es el resultado de dos elementos: la determinación (el elemento racional o la forma que se deriva del mundo de las ideas), y la materia (el elemento irracional y la raíz del mal).


Para explicar el conocimiento de las ideas por parte del alma, Platón recurre a la teoría pitagórica de la preexistencia. Las almas existen desde toda la eternidad junto con las ideas; expulsadas del mundo de las Ideas debido a cierta transgresión, las almas llevan dentro de sí mismas el conocimiento de las ideas. Desde el momento de su unión sucesiva con el cuerpo, este conocimiento cavó en un estado de sueño profundo. Será tarea de la sensación despertar al alma y hacerla nuevamente consciente de la presencia de las Ideas en ella misma (anámnesis=reminiscencia).






¿Pero qué transgresión cometieron las almas? La respuesta nos la proporciona el Kóre Kósmou, uno de los textos que se integran en la Antología o Florilegio de Juan de Stobi o Estobeo, que habría vivido en Macedonia entre los siglos V y VI d.C. En él se nos habla de la existencia de dos mundos, el que está arriba (el cosmos) y el que está abajo (nuestro mundo), afirmándose que solamente a través de la revelación puede el hombre llegar a conocer el mundo superior. Esta es la doctrina hermética, la cual afirma que estos misterios eran conocidos por Isis y Osiris, los cuales fueron revelados a Hermes, que lo conoció todo, habría grabado esos misterios en libros sagrados que quedaron luego silenciados y ocultos, constituyéndose desde entonces en objeto de búsqueda por parte de las generaciones que habrían de ir naciendo.


El Kóre Kósmou nos muestra que Isis y Osiris fueron considerados en el mundo antiguo como dioses emanandos del Supremo habrían realizado en la tierra, en un momento en que los hombres estaban inmersos en el salvajismo más feroz, cirtos tipos de funciones: acabaron con los asesinatos, dieron leyes, alimentos y abrigo a los hombres, crearon las artes y las ciencias, consagraron templos, enseñaron a amortajar debidamente a los difuntos (rituales de momificación), etc. Igualmente, a través de la filosofía y la magia mostraron que el hombre podía fortalecer su alma y gracias a la medicina enseñaron que el enfermo podía restablecer la salud de su cuerpo. Enseñaron la importancia del aliento exterior en el cuerpo de los hombres, la energía del cosmos, emanada de Dios que introduce la "chispa" de la vida en el cuerpo y en el alma de los hombres viene a ser lo que los antiguos egipcios conocían como ka.





Afirma el Kóre Kósmou que "hubo un momento en que el Supremo deseó que el mundo superior no estuviera inactivo, sino que decidió llenarlo de espíritus, es decir de criaturas dotadas de pneuma divino (almas-astros), buscando con ello el movimiento y la acción en el cosmos. Hizo así nacer miríadas de almas, creando un total de 60 grados de ellas (todas inmortales) cuyo destino sería poblar las distintas regiones del cosmos, cada una de ellas en un lugar concreto, adecuado a su propia naturaleza.
Insistió el Creador en que las almas debían situarse en el lugar que él las había asignado, advirtiéndolas que "si cometiereis algún acto de rebeldía contra mis propias resoluciones os juro por mi sagrado aliento que con la misma mezcla de la cual habéis nacido y con mis mismas manos creadoras de almas, fabricaré de inmediato cadenas y suplicios para vosotras".


Desgraciadamente, las almas no tardaron en transgredir las disposiciones divinas y dotadas de una audacia indiscreta e impía, llenas de curiosidad, abandonaron sus propias secciones y no permanecieron en los lugares que tenían asignados. Ante esta situación, Dios no dudó en castigar a las almas: resolvió crear al hombre para que en él sufriesen castigo eterno las almas, que no habían seguido sus deseos.
El destino de las almas fue el de ser encarceladas en los cuerpos de los hombres y, cuando lo supieron, comenzaron a gemir y lamentarse de modo similar a como lo hacen los animales salvajes cuando son obligados a vivir en cautiverio:



"Sufrimos la terrible desgracia de ser separadas de todos vosotros (el cielo y los astros) y, lo que es peor, tras ser arrebatadas de las cosas grandes y luminosas, de lo sagrado envolvente, de la opulenta bóveda celeste y de la felicidad participada con los dioses, vamos a ser de este modo encerradas en unos indignos y abyectos cuerpos. ¿Pero qué acto tan vergonzoso hemos podido cometer, desgraciadas de nosotras?"





Las almas eran conscientes de que habían quedado atrapadas en unos cuerpos acuosos y rápidamente disolubles, nos dice este texto hermético, a través de los cuales ya sólo podrían contemplar, en tamaño ínfimo, a su progenitor del cielo. Con los ojos de los hombres, las almas ya no podrían disfrutar contemplando la Luz de Dios. Los ojos de los humanos, por sí mismos, no la pueden ver. Aquí tenemos el nacimiento del concepto de que la materia es mala pero además de que los hombres no pasan de ser simples RECEPTÁCULOS (y receptáculos malvados, ya que se trata de prisiones). Si las almas "aprisionadas" pudieran hacerse de cuerpos de autómatas (transhumanismo) podrían deshacerse de la raza humana, limitada en tantos aspectos tanto físicos, como mentales y emocionales.


La meta de la vida humana –impulsada por las ánimas- es hacerse semejantes a Dios, la Idea perfecta del Bien. Las condiciones para alcanzar este objetivo suponen una adecuada formación y educación dentro de y por medio de una comunidad organizada según la razón. Esta comunidad o Estado es el que se describe detalladamente en la República. Puesto que son múltiples las necesidades de la sociedad, los miembros tienen que organizarse en tres clases: a) los filósofos, que dirigen el Estado; b) los guerreros, que defienden el Estado; c) los productores, que proporcionan los bienes materiales del Estado. El Estado concebido de esta forma es eminentemente aristocrático. La filosofía es esencialmente la vida del espíritu: el anhelo de la visión del Absoluto y de lo Divino que se consigue a través del amor profundo a la sabiduría.








  • DUALISMO GNÓSTICO



El dualismo gnóstico tiene un carácter específico, aunque en muchas ocasiones se ha afirmado que las concepciones gnósticas participan de un platonismo algo modificado. El dualismo gnóstico se diferencia de los otros dualismos en dos puntos principales:
  • Un dualismo anticósmicoel gnosticismo concibe una distinción radical entre Dios y el mundo. Este mundo estaría separado por un abismo con respecto al ámbito divino, interponiéndose distintos obstáculos (esferas, cielos, murallas) que dificultarían el acceso por parte del hombre a este ámbito divino. El Dios bueno no podría ser directamente el creador del mundo, ya que significaría para la gnosis que este Dios (absolutamente bueno) ha realizado una obra defectuosa, introduciendo el mal en el mundo; por tanto, la creación debe ser atribuida a un dios malo (agazos), aunque también puede ser obra de potencias intermedias, que aunque han nacido de Dios, no lo conocen.






  • Valoración negativa del mundo visible y de su creador. Hay que recurrir a seres intermedios a los que hacer responsable de una creación terrestre observada bajo el signo del pecado y la imperfección. Esto suponía una valoración negativa del mundo visible y de su creador (Demiurgo), de tal manera que el gnóstico designa a este mundo como reino del mal y las tinieblas. En la práctica esta consideración negativa, supone identificar el mal con la materia (esto es un rasgo original del gnosticismo), que posteriormente veremos en los cátaros.


La concepción platónica y neoplatónica, y el dualismo que se desprenden de ellas, son sensiblemente distintos del dualismo gnóstico: las entidades y nociones del neoplatonismo se derivan unas de otras mediante un criterio de necesidad, mientras que en la gnosis su explicación del universo aparece más como una novela metafísica, en la cual la lucha y las pasiones de las distintas potencias y fuerzas explican (fantástica o metafóricamente) el funcionamiento del universo y la posición del hombre en él.
Pero sobre la cuestión del dualismo gnóstico debemos ser cautos: como hemos dicho, el supuesto dualismo gnóstico tiene una fuerte raíz monista, es decir, todos los sistemas gnósticos (en especial el de Valentín) tienen una profunda sospecha sobre la multiplicidad, observando ésta como síntoma de lo malo, la imperfección etc. Toda la teoría de la Salvación gnóstica se centra en el regreso a lo Uno, al Pleroma (reino de la luz, donde mora el Dios bueno, origen del hombre y hacia donde este se debe encaminar). Así la unidad-verdad es la fuente de perfección y permanencia (alejados del tiempo seréis seres de luz y no de muerte), pasando de la ignorancia (completa o relativa) al conocimiento perfecto. Todas las cosas tienen un único origen, ingénito, inmortal  y bueno (Ptolomeo, Carta a Flora).





LA ETERNA LUCHA DEL BIEN CONTRA EL MAL


   Finalmente ya tenemos básicamente entendidos estos conceptos DUALISTAS que impregnan la filosofía Illuminati. Ahora pueden entender esa CONSTANTE DICOTOMÍA EN EL IMAGINARIO HOLLYWOODENSE, que desde un comienzo retrata la lucha del bien contra el mal. A través de cien años de películas, han ido introduciendo en la mente de las masas ideas como que "El Bien lucha siempre contra el Mal" y "El Bien siempre gana". Eso no estaría del todo errado si no fuera por un "mínimo" detallecito: 


QUE YA DESDE HACE BASTANTE ESTÁN AVOCADOS A LA FASE FINAL DE SU PROGRAMACIÓN MENTAL: SUBSTITUIR LA IMAGEN TRADICIONAL DEL "MAL" POR LA DE UN SIMPÁTICO Y ATRACTIVO LUCIFER, Y REEMPLAZAR LA IMAGEN TRADICIONAL DEL "BIEN" POR UN DIOS VENGATIVO, CRUEL Y MEDIO ESTÚPIDO, EL DEMIURGO JEHOVÁ. 




Créanme, la táctica FUNCIONA. 

Allá afuera hay MILLONES DE PERSONAS CONVENCIDAS DE QUE TODA COSA QUE SE DIGA A TRAVÉS DE UNA PANTALLA ES VERDADERA. 


Cuidado.

Esa gente es peligrosa, porque no usan el cerebro.  

La era zombie comenzó hace décadas.







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Publicado por: Anunciadora de Sión
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